21 de junio de 2009

Treinta

TREINTA
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Es distancia en el tiempo, no en el espacio.
Hombre y mujer desconocidos, que ya dejaron el anonimato en la ficción. Encontrados en un punto impredecible, tal vez soñados sin sospecha, o simplemente atravesados sin imaginar que pasaría.
Al verse se sonríen mutuamente por miedo a que sea error, y bajan la mirada sin entender por qué fue que no pudieron dejarse pasar. Cada uno en su burbuja, atrapado en su pasado, cada uno con sus propias maneras de dibujarse la trayectoria…
Él sabe bien que no está bien, que hay tantas cosas que a ella le quedan por vivir, que ni el amor es justa razón para llevarle sus mejores años de juventud a flor de piel, ni de cambiarle la curiosidad por las certezas de quien sería el ganador si se tratase de pasos en falso…
Ella sabe que él tiene cubriéndole los huesos algo que lo vuelve excepcional, sin parecido ni rival. Y que no podrá hablar mientras su mano muestre que es hombre con mil historias por contar. Ella sabe que fracasó en intentarlo olvidar, o de desarrollar capacidad para admirarse y no enamorar…
Pero les dolerá perderse o simular otra verdad… sin pronunciar ni una palabra, sin poder decir lo que brota sin permiso. Fieles amigos de la casualidad, destructores del tabú, contradictorios al qué dirán y obsesionados por la vuelta a empezar.
Dos humanos tan reales embarcados en lo impensado… que los juzguen como quieran, que los amen o los odien… o que los dejen en libertad, al fin y al cabo, a quién le importa si les pasó…

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