12 de octubre de 2016

Escoba nueva barre bien


Dijo que ya no siente nada y que quiere terminar con esto. Dijo ser honesto conmigo y consigo mismo, que había sido feliz pero en algún punto las cosas eran ahora diferentes, aunque ese cambio fuera francamente difícil de explicar con al menos cierta exactitud. Respondí que lo iba a dejar ir porque entre mis ideas locas pero inamovibles estaba eso de que no se puede rogar amor: o es de a dos o no es, y no vale la pena insistir ni suplicar. Afirmé comprender algo tan lógico y concluí que a fin de cuentas él sin mí iba a estar mejor. Me despedí sin llorar, se marchó sin vacilar y siguió su camino como quien sabe bien adónde va.
Él lo rehizo todo con la facilidad e inmediatez propios de quien ya tiene vasta experiencia en ello. Yo tomé una hoja de papel, dibujé mi repentina soledad, la mirada perdida, el tiempo infinito sin él, el aire a derrota… Su siguiente destrucción fue la mejor elección antes de comenzar a creerlo. La intuición me dice que esto aquí no ha terminado.
Ganas de odiarlo así tan confundido, claramente sobran. A veces es divertido perder: escoba nueva siempre barre bien.