7 de junio de 2011

Mirándote

MIRÁNDOTE

Mirándote cualquiera se rinde. Cualquiera se pierde en tanto brillo, en tanta bondad y ternura... el mundo cae vencido, el mundo sin ti se convierte en vacío. La vida encuentra sentido cuando tus manos alcanzan el cielo, y tanto subes tus brazos mientras pruebas el desafío: a ver si puedes traer la luna... E increíblemente, la traes. Llegas y me dices que has encontrado otra estrella, o que has visto algunas caer y te has acordado de mí. Yo no cambié: soy esa que pide deseos al cielo, o también a las pestañas... esa que pisa una Iglesia y otra vez pide lo mismo. Esa que escucha millones de veces la misma canción, y que lee otro millón más la misma poesía. Esa mujer fanática de las pequeñas grandezas...
Tus ojos, maravilla universal, me pierden y me encuentran. Cautivan, perduran, asombran. 
Cada día buscaré a los mismos ojos...
que sin ninguna maldad me manejan a su antojo.
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