Sólo dime cuándo

SÓLO DIME CUÁNDO

Dime qué otro idioma existe para repetirte lo mismo

Dime qué buscas en una mujer

y de qué modo alguien podría cambiarte el mundo.

Dime qué puedo hacer, cómo puedo llegar a ti.

Quiero una señal, una sola,

para gritar que el amor aún no se nos fue.

Dime qué puedo decirte para dejarte convencido,

dime qué quieres,

pídeme la luna y la traeré para ti

para que duermas tranquilo,

para que la gente no te lastime,

puedo estar ahí,

quiero estar ahí.

Sólo explícame cómo llegar,

cómo alcanzarte, dónde encontrarte...

Yo iré y me verás frente a ti, casi sin aire

Yo iré y me verás allí.

Quiero ese momento.

Sólo dime cuándo.

Por favor.

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Lo que das a cuentagotas

LO QUE DAS A CUENTAGOTAS

No es suficiente, tu cariño de vez en cuando, no es suficiente.

¿Quién te enseñó a querer así? ¿Quién te enseñó a hacer daño

mientras tú crees que lo haces bien...?

Y yo no te digo nada, porque al menos tengo algo,

porque sé que peor es nada, y que quizás puede cambiar.

Y tú sigues inmutable, como si te costara descubrir

que las mujeres que te cruzan a ti te encuentran especial...

Y no es un juego, ni fantasía, ni falsedad...

Es un amor maduro, que ya esperó bastante pero no se rinde

es un amor que no aprendió a darse por vencido...

Es amor del grande, por ti, por ti...

aunque tú en cuentagotas entregues tu corazón,

sigo aquí, como una loca, predicando tu perfección.

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25

25

Cada 25 de cada mes haré de cuenta que estás de regreso,

que pensaste y diste vueltas pero luego sí entendiste.

Voy a mirar las estrellas en busca de una señal,

pisaré fuerte el suelo, porque mi suelo eres Tú,

y de todos modos no podría caer.

Caminaré con los ojos cerrados,

Tus brazos son el camino...

25 veces diré que te amo, aunque sólo me escuche el viento,

algún día sí estarás,

yo sé que sí,

en éste o en cualquier mundo,

nos volveremos a encontrar...

¡Amor, espérame! ¡Amor, deténte!

25 son mis cantos, 25 mis poesías,

25 es el destino que te transformó en Mesías...

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Qué ves

QUÉ VES

Qué ves con esos ojos que todo tienen que ver

con mi manera de andar y con que tú logres sorprender

con la mirada que va en busca de algo por conocer

qué ves, amor, o qué parte no puedes entender...

Qué ves cuando observas y sólo sabes vencer

con tu mágica esencia y tu modo de enloquecer

a la gente que te encuentra y luego no sabe qué hacer

qué ves, que fragmento de lo cotidiano tú no llegas a comprender...

Qué ves, qué ven tus ojos,

tu mirada adónde va,

en qué piensa tu cabeza cuando yo te hablo de amor,

y dónde dejas el corazón cuando te ruego protección...

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Los finales

LOS FINALES

Nunca duelen, si el transcurso fue puro invento. No dan miedo, si en el medio no hubo amor. No se hacen vacío, ni nada parecido a un pozo profundo... si no se supo exactamente qué se estaba haciendo.

Los finales son el eco del fracaso, el balde de agua fría que nos vuelve a la realidad. Son ellos los que aclaran las ideas, los que ponen a cada persona en su lugar, en ese que le corresponde. Nadie puede ser pareja si no está destinado a serlo, y por eso llega el final. A veces no es error humano. Que no haya piel no es culpa nuestra, ni mala suerte. Es culpa del azar, que nos puso frente a frente, pero no mala fortuna. El azar es bueno por donde se lo mire: a nuestro favor, si coincide con el destino... y también si no coincide, pero así aprendemos a seguir buscando...

En la búsqueda, los hombres crecen. Después de un final, el desafío es continuar, levantarse, no bajar los brazos y apostar aún más. Por eso amo los finales... porque llegan sin avisar para decir cuándo ya es tiempo de recomenzar.

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