1 de octubre de 2010

Los finales

LOS FINALES


Nunca duelen, si el transcurso fue puro invento. No dan miedo, si en el medio no hubo amor. No se hacen vacío, ni nada parecido a un pozo profundo... si no se supo exactamente qué se estaba haciendo.
Los finales son el eco del fracaso, el balde de agua fría que nos vuelve a la realidad. Son ellos los que aclaran las ideas, los que ponen a cada persona en su lugar, en ese que le corresponde. Nadie puede ser pareja si no está destinado a serlo, y por eso llega el final. A veces no es error humano. Que no haya piel no es culpa nuestra, ni mala suerte. Es culpa del azar, que nos puso frente a frente, pero no mala fortuna. El azar es bueno por donde se lo mire: a nuestro favor, si coincide con el destino... y también si no coincide, pero así aprendemos a seguir buscando...
En la búsqueda, los hombres crecen. Después de un final, el desafío es continuar, levantarse, no bajar los brazos y apostar aún más. Por eso amo los finales... porque llegan sin avisar para decir cuándo ya es tiempo de recomenzar.

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