26 de mayo de 2008

Garabatos

GARABATOS

Los años nunca cuentan. La experiencia y el hambre de descubrir no componen magistral antagonismo. Las ganas de construir un mundo pueden calmar a un hombre derrotado, ya herido por haberse quedado en la mitad del camino. El empeño por vivir un gran amor sirve de alimento para alguien que hoy profesa que lo eterno no existe. Los sueños de niña mujer que dibujan a su lado un príncipe azul, pueden llenar de ánimos a un hombre que ayer creyó haber encontrado su princesa y se equivocó. Las metas todavía inconclusas de una de las partes pueden completar el tiempo de quien ya ha transitado mucho más. El coraje inacabable de una mujer puede dominar el miedo a caer que un hombre siente cuando ya pasó el momento. La ingenuidad puede superar y hacer más bello cada instante de alguien con mucho para contar. Las diferencias pueden esfumarse o fundirse en misma materia. Si los dos son humanos, si los dos en garabatos ensayan un recorrido en común, si ambos tapan los oídos al qué dirán, si atrevidos e inconscientes juntos deciden lanzarse al mar en un barco sin vela… Si de la mano esperan lo que vendrá, si de cara al cielo juran al infinito un amor invencible y sin final. Si son dos, si pueden hacerse felices… los años dejan de contar. Resignados, se van a otro rincón donde no los puedan ver…


Comentario: El amor existe y uno no puede elegir a quién amar. Hay que dejarse llevar… no hay que buscar, la consigna es esperar. Algún día llega, cuando casi ni se recuerda que uno estuvo aguardándolo. No hace falta que uno apenas esté empezando a vivir, puede tocar la puerta mucho más tarde... Tampoco debe ser una persona cercana, ni parecida en cuestión de personalidad, ni tal cual alguna vez la pensamos… Alcanza con que cause revolución y profunda desesperación por tenerla cerca. Esa persona puede venir de otra galaxia, no hablar el propio idioma ni entender los mismos códigos… Puede ser contradictoria, loca, inexplicable, incomprensible o en exceso venida de un cuento… Puede ser cualquier cosa, pero si es capaz de amar, se transforma en todo… Y a partir de ahí, los años se vuelven posibles de olvidar. Como dijo Blaise Pascal “el amor no tiene edad; siempre está naciendo”. Tus años, los míos, a quién lo importa restar mi camino al tuyo, si desde hoy podemos ir par a par… a pesar de los dos.©2008- Todos los derechos reservados

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