5 de septiembre de 2015

Portugal

Mentirte no está bien, ya es costumbre pero es honesto retroceder. Me propuse amarte con todo mi ser, juro que quise encontrar en vos buenos motivos para no dejarte ir jamás. Pero en un determinado momento ya no pude más. No te sentí tan mío, tampoco quise que me sintieras tan tuya. Fue un amor de esos que pelean por su vida, y se van a dormir hoy sin saber si despertarán mañana. Pobre amor.
Caminar juntos pierde sentido desde que las ausencias no duelen, y las presencias no llenan. No sirve seguir con tantos espacios incompletos, creyendo por error que la perfección es esto que construimos. El brillo se ha hecho polvo en nuestros rostros, agonizan los sueños de felicidad eterna, y despacio se retiran de escena las voluntades que al principio nos hicieron elegirnos. El Universo entero nos está pidiendo la renuncia, es la verdad.
La despedida será un abrazo que intentará decir perdón. Por lo que no fuimos, y por lo que no dimos. Ese último contacto cuerpo a cuerpo será la confirmación de que alejarnos es la decisión correcta y más leal al sentimiento. Diremos que a pesar de las nubes, fue bello el paisaje. Y partiremos en direcciones opuestas, porque no hay alternativa.
Mentirnos no está bien. 

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