RETROSPECTIVA
Algunos anhelos se vuelven rehenes del tiempo, dependientes de las circunstancias, de aquellos imprevistos que por lógica resultan inesperados. Otros quedan desnudos, dominados por el viento y rozagantes como pétalos de flores. Hay anhelos que no envejecen nunca, que no se pierden ni se van donde nadie pueda verlos.
Algunos se enamoran de la eterna permanencia, de brillar sin proponérselo, de estar sentados mordiéndose las puntas de los dedos en la espera. Son fieles, siempre amigos cautivadores de los humanos que por intentar vivir sólo sobreviven. No por lejanos o de otra era dejan de ser compañía. Ante todo, son pacientes. Porque saben que tarde o temprano alguna mano los invitará a estar de pie.
Y al fin se concretan... y desde ese momento no son pasajeros del devenir, sino anhelos que pueden verse a sí mismos en retrospectiva. Un día cualquiera les llega el turno de mirar hacia atrás. Y sí... ahora están llenos de una voluntad invencible que los ha convertido en realidad.
Algunos se enamoran de la eterna permanencia, de brillar sin proponérselo, de estar sentados mordiéndose las puntas de los dedos en la espera. Son fieles, siempre amigos cautivadores de los humanos que por intentar vivir sólo sobreviven. No por lejanos o de otra era dejan de ser compañía. Ante todo, son pacientes. Porque saben que tarde o temprano alguna mano los invitará a estar de pie.
Y al fin se concretan... y desde ese momento no son pasajeros del devenir, sino anhelos que pueden verse a sí mismos en retrospectiva. Un día cualquiera les llega el turno de mirar hacia atrás. Y sí... ahora están llenos de una voluntad invencible que los ha convertido en realidad.
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