27 de enero de 2009

Me fui

ME FUI

En un amanecer no hubo luz, o si la hubo no alcanzó. O si alcanzó, no la sentí. Y si la sentí, no me sirvió... Ése era el día de partir, de andar segura en soledad. Era tiempo de abrir la puerta, salir, por qué no sin despedirme... Hola mundo, estoy de vuelta. Sin palabras en la punta de los labios, sin culpas sobre la espalda. Con motivos para no estar obligada a darle a alguien explicación sobre cómo fue que supe que todo empieza y tiene un fin. Dijeron algunos que a esto se le debe llamar la ruleta de la vida que nos trae y llevará...
En mis manos, propio destino. En la frente, esas ideas que no por disparatadas dejan de ser nobles. En las pupilas, destellos de inocencia que todo humano ha de tener. Que atrás queden los años, los amores que pasaron, las miradas falsas y las palabras vanas que en la Tierra pude encontrar... Más que nada, adiós amores vencidos. Adiós a esos que no supieron hablar de libertad, ni en tiempo futuro. Adiós a quienes pudieron ser, pero fueron sólo ellos y a mí no me dejaron...
Y que tengan buenos vientos esas personas que fueron piezas de colección. Esos seres que podrían ganarse hasta un cielo sin carta de recomendación. Adiós a quienes sólo supieron dar ...
"Adiós pasado", fue lo último que dije antes de empezar a volar.
Me fui sólo conmigo, aunque el único panorama que tenía era totalmente impredecible. Sin brújulas ni mapas. Si alguien intentó detenerme, encontré cómo justificar que mi viaje era primordial. Justo en ese momento. Un instante más, y el destino iba a decirme "tarde".
Las cosas son cuando tienen que ser. Y como tienen que ser. Por algo me fui sin despedidas, sin lágrimas, sin personas que dieran la vida porque me quedara, sin chismosos en la calle que me tomaran declaración, ni perritos adorables que se quedaran petrificados mirándome con ojitos tristes...
Me fui sola, con los recuerdos bellos a flor de piel y un inexplicable convencimiento de que había hecho lo mejor que me salió. No lo mejor, sino lo mejor que pude. Después de todo le di lo poco que tenía. Y si ya no estoy, eso mío que guarda sigue siendo suyo. Y siempre lo será.
Fue puro amor. Un infinito amor que se marchó antes de lastimar. No fue desagradecimiento, ni maldad, ni la desfachatez de al menos no dar un abrazo antes de partir. Fue miedo a una última mirada.
Así de ese lugar me fui... Así dejé atrás algunas cosas y empecé a soñar con nuevas perspectivas. Innovadoras, también mías. No sé si acertadas, pero fieles a mi esencia.
Me fui, y aún el viaje no termina.
Otra vez te cuento cómo fue que llegué.

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