30 de enero de 2009

Imperios

IMPERIOS

Es un príncipe disfrazado de plebeyo. Es mío, cada centímetro de su piel es mío.
Cautivante por lo que haga, miles lo sueñan y él conmigo duerme. No es normal vivir así, muriéndome por un nuevo beso.
Y cuando las voces callan, y las noches caen, él aparece en carne y hueso, y la ciudad se hace paraíso. Imperios grandes se derrumban alrededor, la luna muestra su esplendor y nos vamos embriagando de cosquillas de amor. No hay tiempo, no hay mundo que importe. No hay dioses dispuestos a torcernos el destino. No hay gente que pueda cambiarnos el rumbo. Sólo él y yo, escondidos bajo un techo donde nadie nos pueda encontrar.
Reinos enteros que se mueren por mirarnos, hombres curiosos que se harían invisibles para robarse evidencia. Mujeres presas de sus pasados que darían cualquier cosa por usurpar mi lugar. Mujeres que lo aman cuando lo ven pasar, que suspiran sin disimular cuando lo tienen cerca. Dedos que acusan, y sólo nos señalan a nosotros, desaparecen en las noches en que estamos juntos otra vez.
Hasta Dios se apiada, y nos perdona el pecado. Y los ángeles desde el cielo nos rodean de magia, mientras él me abraza.
Después se duerme, y me quedo mirándolo. Se comporta como un hombre pero respira como un niño. Es un ser que se enamora de mujeres que desvarían… Es un hombre que aparece justo cuando hace falta, que no da tiempo a preguntarse por qué tarda tanto. Sabe ser amante. Sabe dibujar con los dedos lo que otros mienten con las palabras. Ha aprendido a enmudecer a toda persona que lo vea.
Sabe iluminar. Y cada vez que lo tengo aquí, sé que viene dispuesto a levantar mil imperios para hacerme feliz.

© Todos los derechos reservados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu mensaje!