3 de diciembre de 2016

Pour la gallerie


Fingimos sonrisas. Hablamos sin que haya temas por abordar en conjunto. Inventamos en público esa cordialidad que en privado, por doble y expresa voluntad, sabemos que no existe. Fanáticas de lo políticamente correcto, jugamos a llevarnos bien. Si alguien premiara a los hipócritas, seríamos seguro finalistas y sin dudas las dos grandes favoritas.
Frente a frente, la guerra está declarada y las reglas, acordadas por anticipado. Vale dar el alma entera, amar sin necesitar razones, subestimar riesgos, salir de escena, recalcular movimientos y volver por la victoria. Vale dar batalla, convertir lo poco probable en posible y más tarde en inevitable, olvidar quién llegó primero y quién en cambio fue la última. Last but not least, eso dicen.
Aprendí a ir por todo, o no ir. Esta vez solo puedo pelear: nadie bajaría los brazos a un paso de la gloria. El destino cruza los dedos, el azar prefiere no ver y conmovidos los dos, se abrazan. Comienza la última ronda entre dos aspirantes luchadoras, llenas de fe, decididas a robar protagonismo y a llevarse los laureles con un triunfo más evidente que ninguno.
El corazón me dice que esta es partida ganada. La alianza pour la gallerie se desvanece porque las apariencias engañan, pero no por demasiado tiempo. Triunfé en buena ley pero quizá nos volvamos a ver: nada es para siempre, siempre podrás volver.

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